domingo, 27 de diciembre de 2015

Esto es para ti.


Esto es para ti, mi Lady.

Tú al natural, nunca vi a mi cárite más preciosa jamás. 

Me esclarece la sinfonía de tu voz cuando con ella me arropas.

Las flores. Las flores bailan con el viento; y tu cabello también. No te cuesta siquiera un respiro, acercarte a las nubes; ya vives en ellas. Tu sabor es legendario al igual que la alegría que te viste.  Un Dios se queda pequeño al lado de tu blanca bondad. Y las estrellas, oh, las estrellas nacen y brillan cada vez que parpadeas. No alardeas y disparas efímeras luces en todas direcciones, mortíferos son tus pensamientos. 

Las lágrimas que una vez boté, ya no existen por tu llegada, es por eso que eres lo mejor que tengo. Tantas siluetas incineraron mis bosques, tú sembraste árboles en ellos y con tus pasos hiciste crecer prados. A viajeras desconocidas dejé entrar a mi castillo; todas me dejaron un instante feliz y el resto vacío. Tú me dejas un instante vacío y el resto feliz.  Prevaleces en mi mente como el azul en el cielo, y sólo en ella estás ausente como la dureza en las rocas. 

Tú matas mis miedos.

 Atravesé mil reinos y en ninguno conseguí labios tan provocativos como los tuyos. Perdón, no sé cómo expresarlo pero quiero besarlos a ellos y a tu cara, o por lo menos morir en el intento.  Cuando mirándome posas tus delicadas manos en mi rostro, me deshago por completo. Tal vez te resulte menos romántico, y es que, quiero copular sólo contigo, y si tú también lo deseas, que sean de centenares de maneras y con el uso de afrodisiacos. Debes saber que él jamás te morderá pero ya sabes con cuál deseo pienso hacerlo yo y te aseguro que no es ni rudo ni fuerte. Me temo que no puedo olvidar tu sonrisa, y tu carcajada es… Discúlpame, se me hace difícil encontrar palabras para compararla con la belleza del amanecer. 

Derrites los glaciares más altos e impenetrables, o al menos lo haces conmigo cuando soy un gran témpano. Tantas palabras reflejadas en tu mirada, la mayoría elegantes y las otras más gráciles. Aunque todas escondidas sin querer ser encontradas, sin embargo yo las encontré; o al menos así lo quisiste. No lo sé. Lo que sé es que intentaré memorizarlas todas por si algún día ya no puedo quererte. Vivo anegado en tu foso más profundo y hondo. Sumergido en tu hueco más hondo.

Sólo diré que tú eres lo único mágico que presencio en mis sueños y fuera de ellos. Conoceré tu filosofía sin pretender que tú conozcas la mía. Llegas y las tinieblas tambalean al igual que mi flaqueza. Mi única deidad eres tú; sólo en ti confío y en nadie más. Eres las líneas de mi calzada, la orientación de mi esdrújula, las plumas de mis aves y hasta la piel de mi cuerpo. Eres mi invierno, no porque crea que seas fría; sino porque eres lo que más aprecio.
Querida doncella exenta de malas hierbas, me velas, me relajas, me hablas sin decir palabras. Te veo sin miradas, te acaricio con mis fraseos; sé que te importan, pero a la vez no los tomas en serio, así que debes saber que los escribí naufragando en tu destello. Sabes que debatir contigo no es de mi preferencia. En plena paz estás y en tus dominios me colocas. Quiero estar al lado de tu flora cuando me nombras. Cuando cerca no estás estoy absorto en tus fotos. Tus sobras son mis tesoros y nunca sobras en mis trasnochos. Soy tu amante de corazón pero también soy tu protector y lo sabes.

 Acércate que tu lluvia me clarea. 

Recibo la bendición cuando me tocas.

Mi musa eres y mi fuente de inspiración serás para siempre.

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