Estoy parado en el mismo sitio
que tú, y en las noches soy un orate ante el papel. Me desvestí hace mucho de
la moda y estoy en la soga de la amarga ilusión del amor. También el amargo
sabor de un amor no correspondido. No creo en lo que escucho de la gente aunque
creo que la fuerza está en la unión, dicha fuerza primero está en cada uno.
Absorto en mi mundo busco un lado positivo a mis desdichas, también a una chica
a la que le escriba sonetos todos los días para recitarle cuando la noche
llegue a nuestras íntimas citas; más que una gran amiga, que sea la frescura
que le falta a mi vida, la ambrosía que le falta a mi bebida. Un desahogo duele
tanto, tanto que algunas ganas de llorar quieren convertirse en llantos. Me
controlo y sigo, como no hay cigarrillos ni edad recurro al canto de la música
y la poesía como el enfermo que recurre al hospital.
Mi país de felicidad quedó
deshabitado, la orquídea que un tiempo fue mi corazón quedó marchita. La
condena de Sísifo es como una hormiga comparada a mi castigo de amarte y que tú
ya tengas pareja. No exagero en eso, ni en decir que esto que conocemos como
vida no vale la pena si no tenemos a alguien a quien amemos y nos ame de la
misma manera. Sin eso, la vida es más insignificante de lo que es. Vivo
contemplando a la naturaleza, maravillado por su vasta belleza. Mientras te
espero, para que me acompañes a vislumbrar el ocaso tomados de las manos y
lanzarle piedras a los pérfidos.
Señora Mentira nunca fue
discreta, ¿Por qué tengo que serlo yo al exclamarte con margaritas mi amor?
Perdí el cielo en un deseo
porque desespero en el lecho más espero con afecto tu regreso. El viento dirige
a las hojas como también a mi soledad tan soñadora. Pero las hojas de mis
anhelos aún siguen en el árbol de mi fe. Árbol que ha resistido tormentas más
no el frío producto de tu distancia. Parezco chusco pero también produzco pena
en los ojos y oídos ajenos. Tus nombres y apellidos serán mis palabras de
preferencia en mis callejuelas interiores; las palabras que me recordarán
siempre los momentos contentos y molestos, lo malo es que también me recordarán
el instante en que lo nuestro llegó a su muerte. En lo que todo se fue a la
ciénaga. Podré superarte pero no quiero. Dejaré que seas feliz sin mí porque te
amo. Te recordaré porque siempre despertabas mi curiosidad; ya que tú personificas
el secreto.
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