jueves, 16 de julio de 2015

Lo pienso.

No tengo nada excepto todos, mis sentimientos, como grandes hoyos sin fondo, donde me arrojo cada vez que puedo. Me siento, analítico de mis pensamientos para redactarlos muy bellos así sean de resentimiento.

No hay falta de razón en que diga que mi compostura se lanza del balcón cuando despierto siendo un Kalashnikov que dispara en medio de deseperación.

Como nada es eterno, estoy para decirte cuánto te aprecio, recordando todos esos momentos en que me diste tu mano para salir de los desperfectos y reíamos con el otro, felices de la compañía que nos dábamos.

Retroceder el tiempo es posible en una hoja; ojalá lo fuera en verdad para regresar tus bromas.

Lo único bueno de perderte es que te sigo valorando aun sin tenerte.

La única diferencia entre tú y yo es que tú te acercarás a tener pareja y alejarte de la inteligencia, mientras que yo lo más seguro es que me alejaré de tener pareja y me acercaré a la inteligencia. No puedes entender lo que escribo, no porque sea aburrido sino porque no eres listo. Con argumentos compruebo que tu cerebro no sirve ni como sustento para mis perros.

Siempre escribiré lo que me nace; da igual que mis frases den asco o sirvan para enamorarles.

La cociencia me detiene  a hacer actos indecentes. Aunque sé que son divertidos me abstengo de hacerlos. 

El aburrimiento es una tortura y escuchar estupideces un martirio.

Tengo la confianza de que algún día encontraré a mi media naranja aunque a veces mi fe resbala.

Cuando me enfado acudo al lenguaje zafio, sin embargo lo exploto callado. Suelo utilizarlo más cuadno estoy bromeando.

Asqueado de las personas, hechizado de las féminas. Estoy bien así.

No hay comentarios:

Publicar un comentario