martes, 16 de junio de 2015

Una palabra es suficiente.

Una palabra es suficiente para expresar cuanto te quiero. Una palabra es suficiente para hacerte nadar en el viento y para hacerte volar en el agua. Una palabra suficiente para hacerte caer en el abismo, y para hacerte ascender al infinito. Es suficiente para hacer florecer el amor, y al rencor desaparecer. Suficiente para transportarte a un prado donde vivir en un letargo. Una palabra es suficiente para desarmar tu espíritu, para correr fuera del nido y escapar de los críticos. Una palabra es suficiente para hacerte saber que te pienso, que te veo como una diosa de majestuoso intelecto. Una palabra es suficiente para empujarte al comienzo del fin o al fin del inicio. Una palabra es suficiente para ver un mundo mejor, para ver el mundo con tu color. Es suficiente para perderte en mi bruma, para recordarte que tu aroma impregna toda mi cárcel mental. Una palabra es suficiente para que adormezcas a Cerbero y yo pueda hablar tierno y con afecto. Es suficiente para hacer nevar en tu corazón o para hacer que se derrita como hielo bajo el sol. Es suficiente para cambiar tu ambiente, suficiente para incinerar las heces. Una palabra es suficiente para imaginar tu paraíso y para dejar en el averno a los ineptos. Una palabra es suficiente para encender las velas de la conciencia, suficiente para hayar calor en las gélidas tinieblas. Para reír sobre la vergüenza, para enclarecer el camino hacia la meta, para embellecer el poema... Una palabra es suficiente para oler cadáver putrefacto o para respirar armonía desde lo más alto. Para enaltecer tu forma de ser, tu sencillez; el poder que tienes sobre mí y en toda mi mente. Para aplastar a la mentira, para destrozar la ira o para rejuvenecerla cada día. Es suficiente para hacerte abrir los ojos como un animal asustado. Para encontrarte después de años buscándote. Para enamorarte y para sembrarte semilla de resentimiento. Suficiente para hacerte desaparecer estés donde estés.

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