sábado, 23 de mayo de 2015

En un rato...

Se enciende la luz,
el corazón ennegrece,
las sombras producen repelús,
y el amor no cede.

Veloz va el autobús,
rápido corre el presente.
Cometí millones de lapsus
pero mataría por volver a verte.

Cuando te pienso
me enfuresco por perderte.
Y ahora que lo pienso
tenías todo lo que esperé

Ya anocheció,
un manto negro cubrió
esta fantasmagórica urbe
que hasta la calzada enmudeció.

Los secretos se cubren,
a la verdad la hunden,
imbéciles resurgen,
la afabilidad sucumbe.

Cuando se pierde, se gana algo;
cuando se habla, se da abrazos;
cuando callas, cortas los lazos.

Ojalá pudiera comenzar de nuevo,
vivir sin miedo,
sin desear tener tu afecto,
esconderme bajo tu pecho,
esconderme bajo mi lecho,
ver cada estrella como feliz momento.

Y si alcanzo el beso de la muerte
quiero que olfateen su sabor,
que saboreen su rancio olor
y me despidan gentilmente.

Las velas ya no brillan,
mis estados de ánimo ya no muestran chispas,
lejana se ve la orilla,
evaporadas las orquídeas.

Muchas veces confundí la verdad con el sueño,
la alegría con el afecto.
Llegará un día en que aburra
por causa de mi silencio.

Respirar no significa tener vida
y vivir sin energía me fastidia.
La noche aspira por un nuevo día
y el día aspira por vivir fuera de la fatiga.

No me creo superior,
creo en los regalos sin valor
y que estos llenan todo un bidón
de emoción, y estrechan la relación.

Los ratos de felicidad son tan breves,
son tan buenos, que es amargo
de ellos desprenderse.
Son tan tiernos y pequeños como un vástago.
 
El secreto de lo incógnito
se rie descansando en lo lógico.
¿Qué es tan raro como paradójico?
Si la humanidad parece un audible vómito. 

Un texto con todo inconexo
pero a cada verso
trato de darle un sentido,
tal vez no correcto,
pero si sentidos intensos. 
Y se apagó la luz de nuevo.

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