domingo, 24 de mayo de 2015

El deseo de entrar a una cúpula, en la cópula.

Pensar en sexo me reconforta.
Haremos de tú y yo sólo una persona.

Es que frotar tus pies es una delicia.
 Perderme en tus ojos
es obra de la alquimia.
Cuando mi lengua recorre tu cuerpo,
es una mística travesía.

Sólo intento complacerte.
Quiero que tu éxtasis por mí sea eterno,
quiero hacer en este momento
que mi éxtasis por tí sea eterno.

¿Me entiendes?
Comprendo tu sonrisa,
ella me excita,
besar tu mano apenas me
levanta la alegría.

Pienso en tí,
tu vagina debe ser extremadamente
un deleite como el helado de chocolate.
Saborearte a tí
es algo tan divino y digno;
es algo inefable.

Probar tu cuerpo,
esnifar tu cabello,
lamer todo tu ser,
hacerte el amor con pasión y deseo;
expresar eso aquí es inenarrable
pero hago el intento.

En este instante
mientras escribo esto
te estoy haciendo el amor en mi mente.

En tu relieve sólo se respira
un aroma magistral,
tu perfume me causa el desespero
de querer acariciar
esa piel que te sirve de abrigo.

Dibujar gestos de placidez
en tu cara es mi rutina.
Es tan linda, de ella nunca me cansaría.

Mientras estamos en el acto
quiero beber de tu sudor,
tragar tu saliva,
refugiar mi cara en tus dulces senos
como almohadines en mi lecho.

Sacar tus alas y las mías
para que disfrutemos de esto
en el aire, en fresca brisa.

¿Qué es eso que asoma en tus ojos?
Eso... ese brillo extraño,
fulgurante... ¿Qué es?
Oh, sí; es tu furor
de encanto cuando te toco .

Tu alma y la mía fusionadas
hasta que la noche dé su último respiro.
Hasta que tus ganas de sexo
queden escondidas bajo el manto
de la satisfacción.
Mira que la lujuriosa sed
de este tierno aventurero
es insaciable.

Si aprieto con fuerza tu parte trasera,
es presionar el botón para subir acción
al encuentro de nosotros dos.
Dos pieles blancas tocándose recíprocamente,
deja que tus manos bajen,
las mías lo hacen circunstancialmente.

Esos pies no son normales
y su sabor tampoco.
El roce de ellos con mi rostro
me sube el libido
como lo hace frenéticamente
al ver tu contorno.

Tu figura desnuda es la que impera
en mi lujuria.
Tus labios ahora me transportan
a un rincón donde
la pasión me embriaga con su alcohol.

Tu sudor me quitó la sed,
de pana, que tu aroma
activó en mí un frenesí
de querer estar como Pangea;
unido a tí. 

     II
Ahora con más fuerza
que para el sexo salvaje
también soy una bestia.

Te hago el amor entre velas,
desnudar tu piel y mente
al mismo tiempo
es mi hobby de preferencia.

Eres mi musa,
tu cintura es un manjar,
un paseo por tus piernas
es un tour en primavera.

Tu nuca aniquila mis dudas,
tus curvas, el mejor paisaje
para posar la vista.
Debo ser fuerte
pero mis impulsos me dicen
que debo tenerte
para poder obedecerte
y subirte a la cúspide
del amor hirviente.

Afrodita se queda corta
ante tu deslumbrante belleza.
Las deidades de la fecundación
celebran en gozo
cuando mojo mi humanidad
en tu líquida virginidad
y llueve sobre mí tu cabello negro oro.

El sesenta y nueve
me arroja a una tempestad de nieve,
de frescura exaltación,
de comer ese ojo rosado
que escondes bajo tu pantalón.

No extenderé más este "poema",
pues escribiré miles más
sobre este tema,
pero, como epílogo te diré
que tocar y acariciar tu silueta
haciéndote con ternura el amor
se sintió como rebotar 
en las nubes sin temor
y aterrizar 
sobre tus suaves senos de algodón.
Se sintió espléndido y encantador.
 


 

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