jueves, 28 de mayo de 2015

La mente abrir para escribir.

Y es que, no hay nada como vivir, existir;
beber del elixir del escribir.

Ser real o fingir.
Postrado, ahorcado consigues dormir.
Sonreir, a veces es fingir
y vivir, a veces es morir.

Sentir, en realidad es vivir,
y bajo una luna gris
la soledad acompaña sin medir.

Escribir, es sobre el dolor reir;
escapando, para aguantar y no rendir.
Caminar, siendo y no feliz,
corriendo en el arco iris
para hayar el tesoro con mi iris
y convertirlo en paz en forma de whisky.

Sé lo que significa admitir,
casi no reconzco el redimir.
Sé de clemencia y sé de evadir,
sé de los placebos que te evitan sufrir,
he de advertir
que mi amor imita al colibrí.

Ahora he de cubrir
los sentimientos que me hacen sufrir.
A partir de aquí,
de aquí a paritr
la hora se precipita sin fin.

Al fin me logré adherir
a los besos que logré conseguir
buscando de quienes elegir
y desfallecí por no decidir.

No soy de resurgir
pues poco me hundo;
soy más de subir
al infinito y reprimir
tanta cicatriz que se vuelven abrir.

He deseado tus piernas abrir,
escuchar el rugir
de tu revivir;
esperando que no sepas mentir

Aspiro a no delinquir,
seguir, perseguir,
naufragar en el devenir del porvenir.

domingo, 24 de mayo de 2015

Deja que te hable de Cerbero (La Cárcel).

"Y el mundo con su odio ya no importa, el mundo ya no importa..." - Sharif.

 Cuando escribo me alejo de las sombras. Cuando pienso, me evado de lo que me rodea, del ambiente, de tanta pestilencia que a diario trata de hacer que mi mar se enfurezca. Mis aguas son calmadas, tibias y apacibles; por lo general así soy yo hasta que salgo de mi cárcel, observo esto que llaman mundo que en realidad es un enjambre, y me desquicio odiando a todo el que se me cruce en frente, deseando que sus ánimos decaigan como los míos en ese momento. Entro en una especie de "estado depresivo"; viendo todo de forma negativa, ridícula, aburrida y perdida; viendo que todo lo que hay es estúpido y sin sentido alguno para la vida. Y sin echar en falta el lenguaje enérgicamente grosero. Ese es Cerbero, que se fue a pasear sin mi permiso, sin el permiso de Rubén, lo único es que él casi no ladra porque lleva un bozal, pero a veces se lo logra quitar. Otras, sale y muerde sin importar quién sea. Después regresa a su cárcel -a nuestra cárcel- y ahí duerme de nuevo, en ocasiones se despierta por el más mínimo sonido, por la más mínima provocación, o por la más mínima sensación de hostilidad hacia él. Él es buen perro, es buen chico, aunque parezca una mentira, es mi amigo y enemigo al mismo tiempo. Hay días en los que está de veras muy enojado y me ladra repetidas veces; hasta ha llegado a intentar morderme. De igual forma, trato de calmarlo acariciándolo en cualquiera de sus cabezas o por un costado cuando se acuesta en el suelo. Eso le baja la rabia un poco, y se queda dormido. Yo me recuesto junto a él apoyando mi espalda en su costado y descansamos juntos. No le molesta. Como ya dije, somos amigos. Lo que me gusta de él es que es muy grande y parece creer que nadie le puede plantear cara o herir o matar. Es muy... cómo decirlo, bueno, se cree el más arrecho, por decirlo de alguna forma. Y eso me gusta porque, mal que bien, me hace sentir seguro. Aunque esa personalidad pueda llevarnos un día de estos a la sepultura; no puedo cambiarlo, tal vez sólo hacer que duerma por más tiempo, pero hasta ahí. Además, siento que cuando lo saco a pasear, y ven que él es mi mascota, mi compañero, mi amigo, mi can, la gente parece poner distancia entre ellos y nosotros, ¿Y saben? se siente bien, muy bien. Cerbero come lo que sea, es un perro inteligente, casi siempre come personas. Cuando lo hace su cola ondula alegremente de un lado para otro, serpentea vivamente con mucha felicidad (recordemos que eso es; una serpiente, o algo por el estilo, la verdad no sé qué clase de serpiente sea, tal vez una cascabel. No lo sé, sólo sé que tampoco es de fiar). Lo cierto es que aunque coma personas no me disgusta porque, será un perro todo lo desgraciado que quieran, pero sólo come personas imbéciles, de poca inteligencia; esa clase de personas que les gusta subir al auto de la moda, lo superficial, lo irrelevante. Esa clase de personas que son intolerantes, que no respetan nada ni a nadie. El tipo de personas que, por ser tan absurdamente ignorantes, se encierran en su verdad, en esa verdad tan insignificante carente de realidad. O sea, las masas. Bueno, a Cerbero le encanta mucho engullirse a esas personas, de verdad que lo disfruta; me hace ojos de que su sabor es indignantemente suculento y delicioso. Lo raro es que me gusta verlo comer personas. Me siento a una distancia considerable de él, no porque me vaya  a morder, no, no; es porque el olor que despiden los humanos (como cualquier mamífero, cualquier ANIMAL) es un olor nauseabundo, asqueroso, horrible, fétido. Es un olor indescriptible; si los olores provocaran la muerte, seguro que el de los humanos sin vida sería el que esté en la cúspide. Entonces me siento, y me divierto verlo comer con tanto gozo, me produce alegría por él, ya que, sí él está feliz (sólo lo está cuando come) yo también estaré feliz, más de lo que me la paso siempre, pues se me caracteriza por ser un chico risueño. Oh, y los huesos los rompe, los tritura con vehemencia, con enorme poder en sus fauces. Son sonidos un poco bruscos pero ya me acostumbré, ya me parecen como alguna canción de Nach; o sea, deleitante música. Bien, una vez que ha terminado su festín, él mismo son sus fauces toma los huesos que fue dejando en el suelo y los lanza en un vasto hoyo que tenemos detrás de la cárcel, un hoyo de una anchura kilométrica y una profundidad perturbadora. Creo que si alguna vez el propio Cerbero cayera en él, le sería muy difícil de salir. Una vez limpiado su zona de comida, prefiere reposar fuera o dentro de la cárcel, sumergiéndose en un dulce letargo. A mi me relaja verlo dormir, me relaja tenerlo cerca. Si alguien intentase entrar aquí seguramente Cerbero intentaría a ultranza despellejarlo, lo bueno es que sólo basta con que yo haga la seña con mi mano derecha, una seña que consiste en tener los dedos índices y del medio juntos apuntando hacia abajo y los otros tres cerrados en la palma, sólo basta esa seña para que se acueste en el suelo, no calmado, seguirá estando muy molesto y con ganas de comerlo pero al menos se acostará, sólo viéndolo fijamente. He pensado que el hecho por el que no me ha matado es, más que porque casi somos uno, más que porque nos llevamos bien, más que cualquier otra razón, creo que es porque le caen bien los humanos pensadores.


El deseo de entrar a una cúpula, en la cópula.

Pensar en sexo me reconforta.
Haremos de tú y yo sólo una persona.

Es que frotar tus pies es una delicia.
 Perderme en tus ojos
es obra de la alquimia.
Cuando mi lengua recorre tu cuerpo,
es una mística travesía.

Sólo intento complacerte.
Quiero que tu éxtasis por mí sea eterno,
quiero hacer en este momento
que mi éxtasis por tí sea eterno.

¿Me entiendes?
Comprendo tu sonrisa,
ella me excita,
besar tu mano apenas me
levanta la alegría.

Pienso en tí,
tu vagina debe ser extremadamente
un deleite como el helado de chocolate.
Saborearte a tí
es algo tan divino y digno;
es algo inefable.

Probar tu cuerpo,
esnifar tu cabello,
lamer todo tu ser,
hacerte el amor con pasión y deseo;
expresar eso aquí es inenarrable
pero hago el intento.

En este instante
mientras escribo esto
te estoy haciendo el amor en mi mente.

En tu relieve sólo se respira
un aroma magistral,
tu perfume me causa el desespero
de querer acariciar
esa piel que te sirve de abrigo.

Dibujar gestos de placidez
en tu cara es mi rutina.
Es tan linda, de ella nunca me cansaría.

Mientras estamos en el acto
quiero beber de tu sudor,
tragar tu saliva,
refugiar mi cara en tus dulces senos
como almohadines en mi lecho.

Sacar tus alas y las mías
para que disfrutemos de esto
en el aire, en fresca brisa.

¿Qué es eso que asoma en tus ojos?
Eso... ese brillo extraño,
fulgurante... ¿Qué es?
Oh, sí; es tu furor
de encanto cuando te toco .

Tu alma y la mía fusionadas
hasta que la noche dé su último respiro.
Hasta que tus ganas de sexo
queden escondidas bajo el manto
de la satisfacción.
Mira que la lujuriosa sed
de este tierno aventurero
es insaciable.

Si aprieto con fuerza tu parte trasera,
es presionar el botón para subir acción
al encuentro de nosotros dos.
Dos pieles blancas tocándose recíprocamente,
deja que tus manos bajen,
las mías lo hacen circunstancialmente.

Esos pies no son normales
y su sabor tampoco.
El roce de ellos con mi rostro
me sube el libido
como lo hace frenéticamente
al ver tu contorno.

Tu figura desnuda es la que impera
en mi lujuria.
Tus labios ahora me transportan
a un rincón donde
la pasión me embriaga con su alcohol.

Tu sudor me quitó la sed,
de pana, que tu aroma
activó en mí un frenesí
de querer estar como Pangea;
unido a tí. 

     II
Ahora con más fuerza
que para el sexo salvaje
también soy una bestia.

Te hago el amor entre velas,
desnudar tu piel y mente
al mismo tiempo
es mi hobby de preferencia.

Eres mi musa,
tu cintura es un manjar,
un paseo por tus piernas
es un tour en primavera.

Tu nuca aniquila mis dudas,
tus curvas, el mejor paisaje
para posar la vista.
Debo ser fuerte
pero mis impulsos me dicen
que debo tenerte
para poder obedecerte
y subirte a la cúspide
del amor hirviente.

Afrodita se queda corta
ante tu deslumbrante belleza.
Las deidades de la fecundación
celebran en gozo
cuando mojo mi humanidad
en tu líquida virginidad
y llueve sobre mí tu cabello negro oro.

El sesenta y nueve
me arroja a una tempestad de nieve,
de frescura exaltación,
de comer ese ojo rosado
que escondes bajo tu pantalón.

No extenderé más este "poema",
pues escribiré miles más
sobre este tema,
pero, como epílogo te diré
que tocar y acariciar tu silueta
haciéndote con ternura el amor
se sintió como rebotar 
en las nubes sin temor
y aterrizar 
sobre tus suaves senos de algodón.
Se sintió espléndido y encantador.
 


 

sábado, 23 de mayo de 2015

En un rato...

Se enciende la luz,
el corazón ennegrece,
las sombras producen repelús,
y el amor no cede.

Veloz va el autobús,
rápido corre el presente.
Cometí millones de lapsus
pero mataría por volver a verte.

Cuando te pienso
me enfuresco por perderte.
Y ahora que lo pienso
tenías todo lo que esperé

Ya anocheció,
un manto negro cubrió
esta fantasmagórica urbe
que hasta la calzada enmudeció.

Los secretos se cubren,
a la verdad la hunden,
imbéciles resurgen,
la afabilidad sucumbe.

Cuando se pierde, se gana algo;
cuando se habla, se da abrazos;
cuando callas, cortas los lazos.

Ojalá pudiera comenzar de nuevo,
vivir sin miedo,
sin desear tener tu afecto,
esconderme bajo tu pecho,
esconderme bajo mi lecho,
ver cada estrella como feliz momento.

Y si alcanzo el beso de la muerte
quiero que olfateen su sabor,
que saboreen su rancio olor
y me despidan gentilmente.

Las velas ya no brillan,
mis estados de ánimo ya no muestran chispas,
lejana se ve la orilla,
evaporadas las orquídeas.

Muchas veces confundí la verdad con el sueño,
la alegría con el afecto.
Llegará un día en que aburra
por causa de mi silencio.

Respirar no significa tener vida
y vivir sin energía me fastidia.
La noche aspira por un nuevo día
y el día aspira por vivir fuera de la fatiga.

No me creo superior,
creo en los regalos sin valor
y que estos llenan todo un bidón
de emoción, y estrechan la relación.

Los ratos de felicidad son tan breves,
son tan buenos, que es amargo
de ellos desprenderse.
Son tan tiernos y pequeños como un vástago.
 
El secreto de lo incógnito
se rie descansando en lo lógico.
¿Qué es tan raro como paradójico?
Si la humanidad parece un audible vómito. 

Un texto con todo inconexo
pero a cada verso
trato de darle un sentido,
tal vez no correcto,
pero si sentidos intensos. 
Y se apagó la luz de nuevo.

domingo, 17 de mayo de 2015

Ser inferior, das asco.

Ustedes dan asco. Aborrecibles, inferiores, mentes débiles, engendros, sucios, mierdas secas, estúpidos... Ustedes los humanos de poco intelecto son una peste en este mundo. Sus banalidades y actos inmorales son tan repugnantes como tener que tolerar sus caras cerca de mí. No veo el motivo por el que yo tenga que tolerarlos cuando ustedes no toleran a nada ni nadie. No veo el motivo por el que yo tenga que respetarlos cuando ustedes, seres asquerosos, no respetan a nada ni nadie, ni siquiera a la mujeres. Sus pisoteables mentes, que a lo más grande que llegan es a la nimiedad, les dicen que actuar como imbécil lanzando sus escupibles piropos hacia ellas les corteja y les gusta, ¡PERO QUE IDEA MÁS RIDÍCULA Y BARBÁRICA ES ESA!. Hay féminas a las que les gusta eso, esa clase de chicas son las "tierruas", pero hasta para ellas hay un punto límite. Ustedes, hombres, el hombre promedio del mundo, el que evade la clase, la educación y el aprendizaje de su cultura, ustedes son los que despiden ese olor tan repulsivo que infecta este lugar. Son ustedes los que provocan la muerte de mi esperanza cada vez que despierto. Sus incorregibles actos inhumanos (todos los que tú, amigo(a) lector, te puedas imaginar) me resultan tremendamente despreciables, por ello ¡Merecen ser quemados en la hoguera cuales brujas de Salem! Son la mismísima prueba de que la especie humana no avance moralmente, sentimentalmente, afectuosamente, simplemente porque sus triviales deseos son igual de insignificantes que sus vidas. Se dejan manipular por Codicia, dejan que él entre en sus cuerpos. Sueñan con tenerlo todo para al final no tener lo más importante...¡Amor! ¡Idiotas, amor! ¿Se olvidan de él? Codicia sólo los usa para, a través de ustedes, llenar su vacío, y ustedes tan pláscidamente se lo permiten porque eso son vosotros: son muñecos inflables, figuras de porcelana, títeres, siempre a merced de Los Siete, ¡Eso somos! Sólo que algunos somos más listos y entendemos eso, por lo que le negamos la entrada a Codicia, o a cualquiera de los otros seis, aunque siempre recibiremos al menos a uno en nosotros. 
Usen ese cerebro que les fue otorgado y piensen, piensen, piensen en su miserable vida. Ustedes, nosotros, todos, elegimos si seremos los artífices de un mundo, o mejor dicho, de una realidad mejor, una realidad en que hayamos extinguido a Codicia y a Envidia; una realidad en que el amor se sirva para todos, en el que la ayuda sea la que aceche en todas las esquinas. Una realidad con eterna alegría. Piénsenlo, insectos, piénselo, y les prometo que si llegamos a un exitoso y enorme cambio, les tendré un respeto del tamaño del universo.
Pero mientras tanto, montón de mierdas de gallinas, aquí estoy odiándolos por ser tan asquerosos, cerdos, amantes del sexo y no de lo erótico, por ser "masa programada para no pensar", por ser "esclavos del destino", por ser tan jodidamente iletrados, yo, los, odio.
Y cada vez me dan más asco, cada día que pasa sus innumerables actos me envenenan el alma y me producen vómitos. MALDITOS INSECTOS DESPRECIABLES SIN UNA MOTA DE INTELIGENCIA.
los, odio. A, ustedes, los odio. Seres, inferiores.
Dentro de estas paredes duermo. Aquí todo es más seguro. Pero, sin peligro, y eso es muy aburrido; soy así de listo, que lo admito. Ver a través de la esperanza es lindo, claro, si solo es un placebo; todo lo que me hace sentir bien es un placebo. Ahuyentar mis miedos... *risas*, eso me causa risa, pues, antes mis miedos era a la oscuridad y a lo que yo imaginaba que habitaba en ella. Ahora... Ahora, los miedos cambiaron; ahora es miedo al futuro, y a todo lo que él abarca. ¿Cómo ahuyento eso? ¿Eh? ¿Cómo? Sería corriendo a mi rincón, pero esa salida es temporal.
Me paresco... Me veo como un tonto chico depresivo; no hago más que escribir de vez en cuando notas tristes observando al infinito. Verme depresivo no me da actitud; fumar, tampoco; y escribir, menos; pero me libero y asciendo a la cumbre donde conmigo mismo me encuentro. Eso no significa que me entiendo, al contrario, discuto, debato, refuto y peleo con mi propio ser pues así es Cerbero y Rubén.
No voy por un rumbo fijo: divago, diría que demasiado pero, así es hablar con uno mismo.
Las hojas caen, se sienten pesadas al golpear el suelo; al igual que el amor cuando dejo ir a otra chica.
La noche cae, pensar ahora en qué haré mañana me asfixia. 
La noche está en su apogeo pero yo tengo un poquito de sueño.

Apareciste tú.

Escapaba de mis miedos
para no dejar flaqueza,
nevaba en mis fuegos
y tú calmabas la tormenta.

Yo buscaba la verdad a todo,
tú comprendías la verdad del monstruo;
aún así permanecías al lado de mi ojo.

Tus olas amorosas
mesían este barco,
las neblinas frondosas
se despejaban deambulando.

Yo retrocedía ante tu fulgurante luz, 
paralítico del habla,
mis vocablos me dejaron cuando tú
inminente apareciste
caminando, y al mismo tiempo,
adentrándote en mi espíritu.

Así de estólido me quedé.
Pensando que tú no te habias
dado cuenta de ello.

Y que tus risas sinceras
ocurrían porque yo era especial
en tu corazón, en tu trinchera.

Escupí la manzana
de la briza gélida
al observar tu belleza.
Pero, la comí de nuevo
para no dejarme engañar
por este encaprichamiento
de tocarte, estar a tu lado,
ser tu pareja y
de compartir nuestros deseos.

domingo, 10 de mayo de 2015

Ninfa.

Ingresaba en el bosque de amor,
ese en que tú reinabas,
yo perdido miraba alrededor
y tú sin ropa caminabas.

Ululabas con gracia,
con soltura levitabas,
por donde pasabas
al viento con tu fresco olor impregnabas.

Yo me encontraba sentado bajo aquel árbol
e intentaba retratarte como Picasso.
Observándote detenidamente,
perdiéndome en mi mente
disfrutaba de tu danza celeste.

Eres mi musa,
tu cintura despierta mi lujuria.
Bajo esta cúpula gris
y prado verde
quiero hacerte el amor eternamente.

Me extravío en el infinito de tu belleza,
esa que me enciende 
y de amor me llena,
esa que me enloquece
y de la furia me libera
y en su naturalidad me estremece.

Te observo danzando
sin preocupaciones a nada;
ni al amor y su flechazo
porque de Cupido eres su hada.

¿Cómo puedes representar lo sencillo
y a la vez lo enigmático
que escondes bajo tu silbido?
Aquí lo drástico
es la forma en que das vida
a todo lo que tocas.

Eres la ninfa de este vasto bosque,
la divinidad femenina de la belleza,
la cópula, y la razón en los que
dan amor alrededor porque
mientras se gasta más se absorbe.

Veo que comenzó a llover,
sólo alzas la mano,
muestras una sonrisa
y las nubes se abrieron sin poner por qués.

Tu cuerpo sólo está cubierto
por las puntas de tu cabello en tus pechos.
Tu contorno deja ipso facto
 a los pocos entrenados
en el arte del sexo.
Estoy escribiendo esto
con ganas de tocarte
y excavar en tus cimientos,
con ganas de frotarte,
con ganas de unirnos hasta que la tarde acabe.

     II 

Pobres y desdichados
los que no entran en tu mundo.
Que sólo se fija en estereotipos
y se olvidan de la naturalidad
de este mundo y su humo.

Como tú, ninfa esbelta de cuerpo,
de peregrina hermosura
y buenos sentimientos,
no hay igual.

Estás entrando a ese manantial
aquí apenas llega el murmurío de su cascada.
Uno de tus bellos pies entró en el agua
y ésta repentinamente hirvió;
sus burbujas bailan frenéticamente 
y tus pezones se levantan,
los tocas con gracia, de forma sensual.
Te gusta tocarte
porque sabes que te veo;
es tu fetiche; morbo parejo.
Me encanta cuando haces eso.

Tus nalgas son como caramelos,
me gustaría explorar ahí abajo
pero esperaré a que termines tu deseo.

Esa mano izquierda tuya
bajó todo lo que daba,
antes, la mojaste en tu boca
y ahora la introduces entre tus piernas.
Haces gestos divertidos,
de que disfrutas ese momento contigo,
el brillo de tu piel desnuda
aumentó veloz mi libido.

Mi grafía no es tan mágica
ni hermosa, como lo es presenciarte
jugando con tu cuerpo.

 Sigues ahí parada,
la brisa grácil, ondula tu cabello
de espaldas a mí.
Te inclinas para tocar el agua,
ahora mucho mejor pude vislumbrar tus nalgas
y lo que ellas esconden.

Quiero refugiar mi cara en tus senos,
oler toda tu figura,
adentrarme en tu cabellera,
atravesar tu templo
y claro
morir tratándote como una reina.

Te sientas dentro de su agua
cristalina y fresca.
Te bañas de forma erótica,
me provocas de todom menos,
salir de tu boca.

Estoy decidido a hacer que explotes en gemidos;
que grites tan fuerte de placer
que me estallen los oídos.
Incinerar el silencio soporífero
con tus aullidos y los míos.
Encontrar todos tus espacios escondidos.
Bucear en tus sueños
y que me eyacules tu fluído.

¡Oh, ninfa de incontables pretendientes,
de admiradores secretos,
de pensamientos puros, 
de perfume espléndido!.

Dime tú cómo puedes almacenar tanta ternura,
tanta calidez y frialdad en tu mirada.
Un rostro tan pasivo y lindo,
inocente y perdido.

¡Oh, ninfa, eres mi diosa,
mi dueña; soy tu esclavo.
Eres lo más divino del universo!

¡¡Eres la diosa y musa de mi vida!!.

Tanta tertulia y descripción sobre tí
puede hacerce interminable.

En otras palabras,
quiero darte tan fuerte, tanto
que haga que claves tus uñas
en mi espalda
y comerme tus gritos
besándonos calmadamente,
y adentro nuestras lenguas
dando vueltas como torbellinos
expresando vorazmente nuestro amor recíproco.

Ya no resisto;
cerré mi cuaderno en mi mano derecha,
abrí mis pensamientos y mente erótica,
la altura de mi libido toca el cielo,
me levanto del prado,
te miro bañándote como quien mira
las puestras del Paraíso,
y decidido, 
camino hacia el manantial, hacia tí
para hacer realidad todo lo escrito.