martes, 17 de marzo de 2015

Voy, voy... Vengo a muerte, sin cese, con unas ganas inminentes de hacer que pienses por lo que te conviene. No arremetes por tu dicha, significativa para tu vida, pero sí en joder a quien está sentado en la esquina.
No busco más que charlas. Conversaciones. Ratos de placidez conversando con alguna chica (por lo general, ellas son más listas), esos ratos en mi vida están en penuria. En penuria como los víveres en mi país. Desaparecido como uno de los tantos recuerdos bonitos.
¿Quién es capaz de aniquilar el silbido que sueltas cuando estás perdido? Perdido en mi bosque interno me encuentro. Escarbar en mis pensamientos es una ardua tarea, como para cualquier otro. 
Lo rechazo, sinceramente lo rechazo, tu falta de criterio, tus tonterias y tu poco intelecto.
A lo mejor todo esto es poco, es tonto y falto de criterio. Pero me ayuda a conocerme más a fondo para saber cómo soy, qué me gustá, qué odio, mis anhelos y los desperfectos que voy amontonando en este trayecto llamado vida.

 

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