martes, 17 de marzo de 2015

Voy, voy... Vengo a muerte, sin cese, con unas ganas inminentes de hacer que pienses por lo que te conviene. No arremetes por tu dicha, significativa para tu vida, pero sí en joder a quien está sentado en la esquina.
No busco más que charlas. Conversaciones. Ratos de placidez conversando con alguna chica (por lo general, ellas son más listas), esos ratos en mi vida están en penuria. En penuria como los víveres en mi país. Desaparecido como uno de los tantos recuerdos bonitos.
¿Quién es capaz de aniquilar el silbido que sueltas cuando estás perdido? Perdido en mi bosque interno me encuentro. Escarbar en mis pensamientos es una ardua tarea, como para cualquier otro. 
Lo rechazo, sinceramente lo rechazo, tu falta de criterio, tus tonterias y tu poco intelecto.
A lo mejor todo esto es poco, es tonto y falto de criterio. Pero me ayuda a conocerme más a fondo para saber cómo soy, qué me gustá, qué odio, mis anhelos y los desperfectos que voy amontonando en este trayecto llamado vida.

 

lunes, 16 de marzo de 2015

Esto es lo que creo.

Esto es lo que creo: Parece más fácil escribir de amor que de odio; de expresar afecto por esa persona especial, que descargar la rabia contenida por ese gusano.  Al rato, pasa todo; no queda nada, ni amor ni odio. Mi tonto amor, no es amor, resultó ser y sigue siendo encaprichamiento. NO dudo que a ti te pase lo mismo. Mi odio, resulta ser por entretenimiento (como dijo el Maestro Ignacio F.). Pero admito que odiar, al igual que amar, se siente bien. Aunque digan que es malo para la salud, quién sabe si es verdad.
Te auguro que tardaré en conseguir afecto.
 Simplemente abrir tu corazón, sentimientos alegres y redactarlos, te alivia, ¿sabes?, te quita pesos de encima, pero los pesos vuelven a surgir y es un constante ciclo que no tiene fin. Así lo siento yo. Te lo digo porque así lo siento. Así me sucede.
Lo mismo pasa cuando se trata de rencor.
Quiero exponer a lo externo lo que pienso, aunque no sé si de verdad eso quiero, puesto a que me avergueza un poco hacerlo. Pero esa es la idea: Luchar contra eso, dar mi criterio y decir lo que creo.
Esto es refrescante como una Coca-Cola, relajante como escuchar música, y vomitable como el parloteo de idiotas que hablan basura.
El hecho de respirar ya es un tesoro. No lo desperdiciaré. Eso anhelo.




Aún falta un mierdero. :3

Palidecido.

Me siento deprimido. Algo así como un lápiz que quedó sin grafito. La culpa, el recelo, el temor, la oscuridad, me están sirviendo de abrigo, pero sigo tocándome congelado; congelado por las dudas que me están atormentando en estallidos. 
No siento placer por el amor. Mis ratos de placidez se encuentran en mi cueva de topo. Allí nadie me exaspera, sólo mi mente lo hace ya que ni ella me obedece. Por un momento el tiempo para, en que el dolor pasa a ser indoloro como el amor que ya se marchitó cuando se creía irrompible. Un instante en que el mundo, siento que desaparece, el sol es luna gélida que me ampara. Ya no hay nada que palie mi depresión. No me divierte un tiovivo, ni un chiste.
¿Qué más da la gente? No sirven de nada; no ayudan, ¡Estorban!. ¿Qué más da el amor? Él es inútil, pues no es eterno en esta vida y sus caricias son sólo placebo para hacernos soñar que él es benéfico. Sí lo es, pero no dura para siempre. Sólo viene para divertirse con nosotros y luego se esfuma y nos deja con su hermana Decepción para consolarnos en la cama.
Mi lecho no entiende de qué sufro ni por qué, pero me brinda el lugar para escapar de la cruda severidad con la que me ataca la rutina y me deja en fatiga.
NO quiero ver a nadie, me estresan, me irritan y me arrechan. Déjenme solo, que solo, no molesto a nadie, y nadie me molesta. 
NO estoy de ánimo para sus estupideces. Sólo quiero callar y callarlos, adentrarme en un silencio soporífero que me sirva de música para mi relajo. 
Correr a mi rincón y abrazarme como forma de medicación para antes de cada letargo.
Sólo quiero regresar aquí, a reír, a no pensar tanto y más sentir. Poder dormir.
Sólo quiero...
 

jueves, 12 de marzo de 2015

Los dos. (La Cárcel).

    Me siento caído, depresivo... melancólico. Sé que pierdo mi tiempo siendo el chico que en público todo le da igual, que piensa de forma madura y critica lo superficial

    Lo normal es serlo; ser normal. Soy tranquilo y relajao, eso es habitual en mí. Tengo mi mente dividida en dos, y quién no; por un lado está Rubén: el afable, el tranquilo, el chico culto y tímido, el risueño, el cómico con humor negro o de sexualidad, dependiendo el momento. El lado amable, en otras palabras, el lado más común, mi lado blanco. Por el otro está Cerbero: el sarcástico, el arrecho, el malhumorado, el desobediente, el que odia a todo lo que respire y sienta afecto, al que le da náuseas ver a esnobs luciendo sus cortes de cabello. El que le importa una mierda la vida y sólo está feliz cuando está en soledad con la mirada perdida en el suelo. El sólo siente odio, odio por la existencia humana; ese es Cerbero: Mi lado oscuro, mi lado negro. Lo bueno es que Cerbero obedece a Rubén, pero hay veces que de verdad quiere salir y se me hace muy difícil poder atarlo, o si quiera, agarrarlo del collar.

En fin, hay momentos que todo parece que explotó. Que el hielo se derritió y formó un gran mar en mi interior, terminó por inundarlo todo, hasta mi uso de razón.

Qué triste saber que el amor se escapa si no lo mimas. Y si lo haces, igual puede irse, para poner a prueba tu consigna.  

miércoles, 11 de marzo de 2015

¿Qué sé yo?.

    Una rigidez en mis sentimientos que cuando estoy en público es tan verosímil. Es que me cansa hablar, opto por callar y escuchar a los demás. No sé, soy así; no me gusta estar en medio de tertulias estruendosas (porque me exasperan) de gente con las que no tengo confianza, osea, de gente con quien no intercambio palabras, me apena hablar porque, igual sé que no me paran bola y se hacen los sordos cuando mi voz flota en la atmósfera. Además, los temas de conversación no me llaman, pero esa chica del salón de clases que no le importa o le gusta pasar camuflada, si lo hace. Su sencillez y simplicidad me excita, también su forma de ser: callada y tímida, sólo habla cuando siente que necesita, o, cuando está con sus amigas. Así como eres, eres más que linda, y se me es imposible describir tu dulzura. Y por favor, no cambies nunca, sigue siendo tú, que así, eres pura.
    Diablos, hablar se me hace difícil, se me es una total faena todos los días en la escuela. 
Y no entiendo algo: En mi casa, no es que me la pase como un perico, pero digo mis chistes, mis bromas -la mayoría  homosexuales a veces; de humor negro y cínico, en otras; y de sexualidad, cuando asoman-, las digo y me comporto como quiero, osea, soy suelto, sin temor a nada de lo que pienso y escupo (aunque hay sus excepciones, siempre hay que tener un límite cuando están presentes las tías) cuando sólo está la familia principal. Entonces, en la calle, soy así también, sólo que le bajo un poco, ya saben, no sabes de quién estás rodeado ni de sus reacciones o actos. Aquí todo es un bicheteo, jajajá. Sigo. Pero en el colegio... Mierda, soy hermético, pero últimamente, desde hace un tiempo para acá, me he liberado un poco de las cadenas de la timidez y del bozal del temor a lo que diré. Soy un poquito más yo, pues.
    Sé de sobra que debería importarme más cómo seca la ropa a qué piensan los demás de mí, pero, aún así, no consigo dejar de ser un "ciervo del silencio" y esa es una lucha conmigo mismo en la que me adentro todos los cansados, fragosos y rápidos días.
    Mira, yo propongo que hablemos de libros y de escritores; compartamos pensamientos sobre el amor y el odio, sobre la vida y la muerte, sobre la soledad y acompañamiento, sobre literatura y bueno, de televisión ¡como último tópico! para antes de que nos sonría el tedio. Porque, si me lo permites, déjame decirte que lo que me inunda en tedio son esas conversaciones banales; esas trivialidades que, claro que caen bien, a mi también me gusta reírme y que jode, pero... siempre lo mismo... verga.
    Me cuesta mucho exponer mis pensamientos verbalmente, por eso decidí abrir un cuaderno y depositarlos allí, para mí, como forma de contarle mis tonterías a alguien, y ese alguien es él: el cuaderno, a él sí le importa lo que le diga, además, no refuta, ni gira su vista. Luego decidí abrir un blog para todo aquel que quiera ver a través de mi cristal con papel oscurecido.

sábado, 7 de marzo de 2015

Una nota.

Un resoplo de aire puro,
un aire de purificación en mi mundo,
una agitación
en estado puro.

Maullo cantos de entusiasmo,
oxígeno venenoso
y silencios soporíferos zumbando.

Estallo de odio por lo vacuo,
exploto de amor
por lo de menos encanto;
como una salida para despejarme
 de lo que me tiene exhausto.

Y así es tu amor,
así eres tú;
tan plácida como dormir todo un sábado
o tan hermosa
como un poema bien recitado.
¡Mi encanto, amor mío
no uso cadenas
lo que me amarra a tí
es tu olor a cerezas!

Mi mundo es gota de lluvia,
una nube turbia,
una niebla que entre más espesa
más terror supura.

Mi entereza pocas veces llega,
lo hace a solas, sola,
cuando está lejos de las bromas.

Impetrar, no es una de mis normas,
no hay qué ni quién
que merezca excepción.

Oye, farisaico,
ten tengo antipatía
sencillamente porque tu gracia
no cubre tu valía.

Te desprecio por completo...
lleno de recelo, así me encuentro.
Perdón, pero...
sólo siento afecto por los allegados,
por lo material de culto
y por mi soledad en mi cuarto oscuro.

Busco sin cese los placeres
que derritan este corazón
y lo conviertan en suave felpa y algodón.
Me cubre un suave pelaje de león,
puedes acariciarme, pues, mi ternura por tí
es tan cálida como lo es en invierno un fogón.

miércoles, 4 de marzo de 2015

La búsqueda que todos emprendemos.

Después de tanto tiempo deambulando y pernoctando, las piernas le comienzan a temblar como lo hace un celular cuando vibra. La pierna derecha avanza un corto paso arrastrando el pie sobre la calzada. Eso fue suficiente; las extremidades ya no soportan tanto castigo, y en menos de lo que se tarda contar hasta tres, las rodillas, golpean el asfalto, se siente un dolor seco, fuerte, filtrándose en aquellas jóvenes rodillas de un chico de diesciseis años, seguidamente, con la cara contraída en una mueca de dolor y cansancio, el torso se le desploma y pega de un coñazo en la calzada, caliente como el mismo sol. Ahí está, tirado en el suelo porque perdió la batalla; sus piernas lo hicieron, su rendición terminó por acostarlo en ese sitio.  
  • 1) Se dió por vencido en su búsqueda.
Como un último deseo, entre abre los ojos, apenas y los puede abrir, para ver por última vez sí allí estaba lo que él buscaba. 
  •  2) Pero aún así, sigue buscando porque sabe que lo que busca es necesario, es vital.
Y lo vió. Al parecer lo consiguió. A una distancia de 56 cm partiendo desde su cabeza, visualizó unos hermosos pies, tan hermosos y bellos como el rostro de un perro siberiano. Esos pies podrían ser de alguna diosa como Afrodita, tal vez, o de Artemisa, también. Eran pies perfectos, pies que todo amante de ese fetiche quisiera probar con su boca, tocar y acariciar. Eran pies adolescentes, de la edad del chico. El jóven hombrecito, que tenía la cabeza girada a la izquierda y el cuerpo entero tumbado sobre la picante calzada, intentó levantar la vista para poder ver el rostro de aquella persona, pero ni sus ojos ni su cuello se lo permitieron. Sólo podía conformarse con ver un poco más arriba de las rodillas de la chica.
  • 3) Sí. Al parecer lo consiguió, al parecer consiguió lo que durante mucho tiempo estaba buscando. Al parecer lo encontró. Encontró ese sentimiento confuso y enigmático del que todos somos presas. Ese sentimento que puede cambiar en un instante un corazón cálido como el verano, a un frío petrificante como el de los polos del planeta. Su búsqueda finalizó, pues encontró el amor. Y quiere amar a alguien como si fuese su primera vez. Quiere comenzar de nuevo a experimentar el amar y sentirse amado (aunque puede y lo segundo no sea cierto). Quiere empezar a amar, aunque él mismo duda de que si este amor será puro y verdadero, no le importa mucho; pues el sólo quiere amar a alguien porque el amor es lo que mueve a las personas. Lo quiere intentar de nuevo. No hay nada mejor para alguien solitario.
Y, como si se tratara de un rayo que eligió como objetivo a un viejo árbol en donde caer, un alegre furor explota en el chico. Un sentimiento, o, un deseo impetuoso crece dentro de él como lo hizo el Big Bang. Lo invade unas ganas descontroladas por querer empezar todo de nuevo. Ahora sí, el chico abre los ojos de par en par e intenta levantarse pero aún así le cuesta un poco erguirse. Pero está decidido a hacerlo y ver cara a cara a la chica que esos deslumbrantes pies sostienen. El chico recuperó sus ganas de vivir, de empezar de nuevo, de amar. El jóven extrae fuerzas de donde no tiene y tratándose de una faena para él, coloca sus palmas en el suelo y sus brazos adoptan la posición de alguien que realiza flexiones. Él intenta incorporarse sobre ellos, le resulta dificultoso pero lo consigue con ayuda de la jóven que lo agarra del brazo izquierdo. Una vez de pie, al fin observa el cuerpo entero de la muchacha. Su primera impresión al observarla desde tan cerca fue, que sin duda, la jóven era de peregrina belleza. 
Su cabellera, larga de castaño oscuro, caía sobre sus hombros y continuaba hacia abajo cubriendo sus voluminosos, perfectamente esféricos, tiernos y dulces senos. La fémina tenía un semblante de en sueño; el contorno de su cara era fino, sus labios a simple vista se veían deliciosos, tan dulces. Su boca formaba una sonrisa tan encantadora que sería capaz de sacar a cualquiera de alguna depresión tan densa.
Permanecieron allí, mirándose sin decir nada, el chico se encontraba extasiado de la emoción; de la alegría de tenerla en frente, y aunque su cara se encontraba sosegada, su corazón latía velozmente y trepitoso; la chica casi podía oir los latidos de él. La radiante chica suelta una sonrisa junto con una risa. Le coge una mano y caminan.
Camian lo que parece un buen trecho, recorren numerables calles, la brisa refresca sus cuerpos, el sol tan enojado ya hasta se siente impasible. El inexpresivo por fuera pero eufórico por dentro hombre se mostraba muy satisfecho, contento y extasiado; se encontraba absorto en la felicidad infinita, sumergido en una ola de pensamientos positivos por haber encontrado el tesoro de la vida: El amor. Se siente de nuevo en la plenitud de la vida. Una vida que resulta tan insignificante sin ese deseo.
  • 4) Al parecer la chica disfruta de la compañía y presencia de él. Se ven felices con el otro. Si los viera un tercero pensaría que son buenos amigos e incluso que podrían ser novios. Esto es así porque a veces las cosas no son lo que parecen.
Avanzan un poco más de dos kilómetros... el ocaso comienza su magistral danza, comienza a asomar su cara; la penumbra lentamente está llegando. Se detienen a contemplarlo, miran detenidamente cada espacio del cielo, cada color está imponiendo su puesto.
En un momento él se da cuenta que ya no tiene su mano izquierda sujeta a la de ella, él se gira rápidamente hacia su rostro y nota que la fulgurante cara de la bella fémina está palidecida aunque sigue detonando esa aparente prosperidad que ella sabe manifestar. Siente un dolor punzón en sus ojos, se los retriega con las manos pero el ardor se intensifica en una fracción de segundos. El cuerpo de la bella chica parecía difuminarse en el aire, con una suave rapidez como con el que se difuminan los buenos momentos. Al fin la molestia en los ojos desaparece, él logra observar con naturalidad y, para su despero, su tristeza, su desasosiego, su infelicidad, su melancolía y su decepción... la chica fue sólo una alucinación, una enajenación mental, una sombra que su delirio le mostró; pues, sólo fue eso: el chico estaba delirando por tanto tiempo errante, pendoneando bajo el candente sol y arropado por la fría y suave luna.
  • 5) Al parecer, parece que pereció el amor; en realidad, no hubo un amor como tal, fue sólo una mala jugada de la vida, fue sólo una de las millones de ilusiones que al amor le gusta regalar a quien sea. Al pobre chico ya le ha regalado cuatro bellas, bien recibidas (excepto en las ocasiones que descubrió lo que en verdad eran) ilusiones. Todas ellas parecían, en su momento, el amor verdadero, pero no fue así.
    Ya lo que queda es aceptar esto como una buena experiencia, lamer las heridas, amarte a ti mismo y, anhelando tener suerte, comenzar de nuevo el espléndido y agrio ciclo.
 

    martes, 3 de marzo de 2015

    No puedo dormir, siento Amor y Odio.

    No puedo dormir, no puedo dormir, no puedo dormir... Mi cabeza no deja de pensar; piensa y piensa, parece que no le aburre. Le gusta estar en funcionamiento cuando me conecto con la cama. Me levanto de ella, agarro papel y lápiz y... ¡Nada! ¡Coño de la madre! No sale nada porque me encuentro inmerso en una mezcla de sueño pero, al regresar al lecho, mi mente quiere hablar, quiere hablar conmigo; me pregunta (o me pregunto) una y otra vez la misma mierda: ¿Qué haré mañana? ¿Qué estudiaré? ¿Me graduaré? ¿Conseguiré el amor puro, el verdadero? ¿Trabajaré de qué? ¿Ejerceré la carrera que estudié? ¿Tendré alguno de los placeres materiales de la vida? ¿Me superaré? ¿Tendré hijos? ¿¡Tendré pareja!?... Y un sin fin más de preguntas que nunca me respondo. Todas ellas vienen disparadas como munición de algún fusíl de asalto a joderme el sueño, que me gustaría que fuera un letargo eterno y perfecto.Todas se manifiestan en una sola noche, noche tras noche. Por más que quiera borrar esas dudas es ¡imposible!. No alcanzo el sueño hasta no pasadas tres horas desde que me acosté. Verga, pero qué rrechera, mamaguevo, odio esto.
    Quiero dormir, dormir, dormir, dormir lo reglamentado: 8 horas. Nojoda con esto, a veces me siento a dialogar con el papel y no me responde; todo lo digo yo y él sólo escucha y lee. A veces la conversación la siento forzada y cuando es así, la dejo al instante porque lo forzado nunca funciona, con nada ni nadie, ¡Ni en las relaciones, hijo de puta, olvídate de eso, maldito!. Por ello no fuerzo amistades. No fuerzo nada, no fuerzo que me den nada de nada, al contrario; yo me esfuerzo por dar abrazos, pero no lo consigo, soy un poco tosco con todos, otras vece, más alegre cuando no me controlo. 
    Busco el amor y el odio. Ambos los vivo a diario e intento un equilibrio exacto pero uno es mayor que el otro, claro, dependiendo del día y estado de ánimo.
    Los odio, los odio, odio a las masas, a los idiotas que no piensan y no intentan abrir sus mentes, ¡Los odio y aborrezco! Pero los amo, amo la vida y lo que ella ofrece, me amo a mí como también me odio, amo a las mujeres, al menos a ellas creo que nunca las odiaré, pero, hablo de las que están o estuvieron en mi vida. Todos sentimos amor y odio y, el que niega que odia, que se corte la lengua por iletrado de sentimientos.  

    Los que me ven y creen que me chupo el dedo, les digo que se mamen mil guevos y que éstos tengan clavos. ¿Crees que se me olvidó lo que hiciste? Maldita cucaracha de vagina seca. Jaja, Rubén no ha olvidado tu repugnante cara, ¡Hijo de puta! . Rubén no puede limitar su odio porque hacerlo sería como poner un dedo en un gigante chorro. Te odio porque sé que crees que soy un retrasado mental aunque no lo digas. Mira, yo sé mucho más de lo que tú podrías en dos años. Sé mucho más que tú, porque yo no me dejo controlar por banalidades que abrazas tú. Muérdete hasta que sangre y córtate la lengua porque si no la vas a usar para soltar ideas, mejor úsala para alimentar a las bestias.  

     Al menos, amo y odio pero no envidio porque tengo mi frase que me aleja de esa maldita, y dice así: Hay una diferencia muy kilométrica entre sentir envidia y sentir admiración. Amigo, yo admiro lo que los demás tienen y sé que, al fin y al cabo, yo tengo más porque mi manera de pensar está extraviada de ustedes.

    Holaa, mira preciosa; tú adormeces a Cerbero y logras que sepa dialogar con amor y afecto.
    Se fueron los deseos de odio y me sembraste los de amor por el algodón  y el otoño.
    Te añoro porque bebes de mis estados de ánimo, y yo bebo tus ratos amargos para dejarte sólo los que hemos idolatrado. 
    Te adoro a chorro, me gustas tal como eres, así como eres, tan tú, tan indiferente con la gente, salvo comigo porque te entiendo y me entiendes.
    Me vuelves loco, loco, te digo. Me gustaría estar en un letargo y que tú estés liderando mi sueño, y me saques de allí cuando todo lo sublime lo hayamos experimentado.
    Verte me quita la niebla del lente, el hielo se derrite en mi mente, me alojas en tranquilidad y me dejo caer en una vertiente de alegría y euforia por aquí tenerte.

    Amor y odio, odio y amor; en algunos instantes uno es más fuerte y sólido que el otro; y, cómo no, uno pisotea al otro.  "All we need is love. All we need is hate".

    Aquí terminó el poquito de desahogo en este post.