jueves, 22 de enero de 2015

Ser tímido no es un delito. Y tampoco soy de corazón frío.

Hay veces en las que me siento distinto,
en las que no cuadro conmigo mismo.
Tan lejano y vacío,
tan solitario y lívido
tan frío y cínico, 
de vez en cuando.
Me produce mucha cólera
ser reservado, ser tímido
al parecer no provoco curiosidad en
ninguna fémina
y eso encadena aún más
mis sentimientos y gestas.
Cuando estoy solo disfruto de todo:
los árboles, el suelo,
las calles, el firmamento,
las estrellas...
y hasta la paciencia.
Y es que, a veces me cansa hablar
opto por callar
y escuchar a los demás.
Presiento que su resentimiento 
acecha mi cerco
por no ser como ellos.
No sé por qué, pero así lo creo.
Uno e mis enormes problemas
es que pienso que estoy
en el punto de mira,
aun sabiendo que me resguardo
en el anonimato.
Otras veces pienso que me irá mal
por abrazar tanto a la soledad.
Pero eso no es cierto.
Los días pasan efímeros
siento que tengo, que debo cambiar
pero no lo consigo
que me ahogo una y otra vez
en el mismo sitio.
Sé que puedo tocar la cúspide 
pero no sé sí tendré
una chica a la qué proteger y 
amar como a mi propia vida.
Camino en un desierto
me encuentro con seres llamados amigos
pero en realidad son alucinaciones 
y sigo mi camino.

        II
Busco un refugio
un lugar donde pueda estar absorto 
en un mundo ignoto.
Que ser reservado 
no se sienta delito,
que ladrar con fuerza una vez,
sea más aplaudido
que explotar verborreas sin sentido.
El regocijo alcanzado
cual clímax 
es tener otro amigo.
La decepción toca mi corazón
cuando me veo 
distinto al montón.
Espero con paciencia y tranquilidad a
mi chica ideal
con quien soñar 
con quien despertar;
parece eterna espera
pero sé con certeza que ocurrirá.
El averno se disfraza de sociedad
sólo la gente como yo
lo podemos captar.
Me rindo
sigo aquí buscando abrigo
aunque, a pesar de todo
es excelente ser diferente por instinto;
sin embargo,
no soy atípico 
puede que parezca antipático
para los que tienen el cerebro
nadando en ácido clorhídrico.
Cierro la ventana
y ya no entra
la lluvia de flaqueza y su flagelo,
las banalidades 
quedaron esparcidas por el suelo.
Soy flagrante 
pero a menudo no lo demuestro.
Miro más al cielo que al frente,
el azul y su calma
me envuelven.
Ser solitario
a veces se siente un alivio.
Puede parecer triste
y es fuerte
pero la verdad es que
ser solitario e inteligente
es más grato
que andar entre serpientes.


Siento que tal vez,mejor no lo pude haber expresado. O tal vez sí.



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